Oda a los Encants

El mercado de las pulgas de Barcelona presta servicio a una comunidad de comerciantes tradicional en un entorno arquitectónico contemporáneo

Barcelona cuenta con muchos monumentos históricos – por ejemplo, la Sagrada Familia o las Atarazanas Reales -, pero en términos contemporáneos ninguno es tan sorprendente ni aporta tanto valor a la ciudadanía como los Encants, un mercado de las pulgas cubierto que funciona, más o menos en el mismo emplazamiento, desde la Edad Media.

El proyecto, finalizado en 2013, es obra del estudio barcelonés B720, y forma parte de un grupo de tres grandes estructuras ubicadas en la plaza de Les Glòries Catalanes. Se trata de un ambicioso programa – todavía inacabado – de espacios culturales y de ocio, mayoritariamente al aire libre, situados en el eje oriental de la ciudad. Las otras dos estructuras son el edificio cilíndrico de la Torre Glòries, diseño de Jean Nouvel, que curiosamente contó con B720 como socio local, y el museo del Diseño, proyectado por el veterano despacho de arquitectos MBM.

El proyecto de Les Glòries –a menudo llamado ‘el solar de construcción más grande de Barcelona’ – culmina el plan urbanístico original de Ildefons Cerdà, quien proyectó ampliar la trama urbana del Eixample hasta los límites del distrito adyacente de Poblenou.

Durante décadas, Les Glòries era una rotonda detestada, con pasarelas peatonales subterráneas, que dirigía el tráfico hacia el norte. Calles parcialmente subterráneas cumplen ahora esta función, pero en esta nueva configuración se empleó el emplazamiento original de los Encants –en realidad nada más que un solar polvoriento rodeado de tiendas y bares decadentes– para crear nuevos carriles destinados al tráfico rodado. El mercado se tuvo que trasladar unos metros.

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Mercado de las pulgas en Los Encants, Barcelona. Imagen de Rafael Vargas

Podríamos pensar que después de siglos de trabajar bajo un sol abrasador o lluvias torrenciales, los vendedores de los Encants estarían más que satisfechos con la idea de una nueva casa, protegida de las inclemencias del tiempo y diseñada por una de las oficinas de arquitectura más reconocidas de España. Pero no fue exactamente así. “Hubo cierto escepticismo, por decirlo de alguna manera”, afirma Fermín Vázquez, cofundador de B720. “Hay que recordar que este es un colectivo que había trabajado durante décadas con muy poca infraestructura, y cuya confianza en las administraciones había menguado mucho. Muchos de ellos provienen de familias que llevaban varias generaciones trabajando en las mismas condiciones, por lo que cualquier cambio era brutal”.

Como ha sucedido con otros mercados municipales de Barcelona, los propios comerciantes financiaron parte de las obras de rehabilitación.

Tal y como ha sucedido con la rehabilitación de otros mercados municipales de Barcelona, fueron los propios comerciantes quienes financiaron parte de las obras.

El proyecto de B720 consistía en crear una gran plaza, una extensión del espacio urbano circundante. El mercado está formado por una agrupación de ‘prismas’ cóncavos/convexos realizados con un sandwich de acero y aluminio. La superficie del interior del techo, altamente reflectante, actúa de espejo mostrando la actividad frenética del mercado bajo la cubierta. El reflejo ofrece una imagen borrosa, como si de un cuadro de Monet se tratara, a la vez que capta los tonos cambiantes del cielo, que dan como resultado una imagen onírica.

En la planta baja, el terreno se elevó por encima del nivel del suelo, mientras que la rampa inferior siguió la inclinación natural del terreno. Una serie de pasarelas conduce a los compradores por una trayectoria natural. En las dos plantas superiores se encuentran las tiendas permanentes de suministros de fontanería y antigüedades distribuidas en módulos básicos con puertas enrollables. Los visitantes pueden descansar en algunos de los puestos de comida con vistas a la plaza de Les Glòries, antes de bajar otra vez a la planta baja.

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La reciente exposición ‘Reflections on B720`s Arquitectos’ cuenta con los Encants como punto de partida

Aquí es donde los brocanteros (los vendedores de objetos de segunda mano) disponen su mercancía en el suelo. La mayoría de los productos – desde trajes de hombre usados hasta candelabros de cristal y otra parafernalia- proviene de casas cuyo propietario ha muerto, y que los brocanteros han comprado esa misma mañana en una subasta privada, que tiene lugar a puerta cerrada en una sala especial ubicada en el mismo mercado.

Los Encants expresa muchas cosas. Es una institución local que ha sobrevivido a la transformación de Barcelona, desde una ciudad con una posición poco influyente en el Mediterráneo hasta la urbe progresista europea en la que hoy se ha convertido. Se trata de una comunidad centenaria alojada en una estructura contemporánea, ingeniosa, económica y que resuelve las necesidades de la comunidad de comerciantes. Y esto, como concepto de retail, es un auténtico logro.

Imagen principal: exterior del mercado de pulgas de los Encants de Barcelona. Imagen de Rafael Vargas